Cerca del pueblo de Folle Pensée se encuentra esta peculiar fuente… Robert Wace, historiador normando del siglo XII, la menciona por primera vez con el nombre de Berrenton; «bher» procedente del indoeuropeo que significa burbujear y «andon» del celta que significa fuente. En la misma época, Chrétien de Troyes mencionó la fuente en su novela Yvain, el Caballero del León (Yvain, le Chevalier au Lion). Cuando Yvain llega a Barenton, toma la palangana de oro colgada a la rama de un pino, la sumerge en la fuente y vierte el agua en la escalinata. Inmediatamente, el cielo azul se oscureció, la lluvia se precipitó sobre el bosque y los relámpagos irradiaron el cielo. Tras varios minutos angustiosos, la tormenta cesó. Al galope, surgió el caballero negro, guardián de la fuente. Empezó un tremendo combate entre los dos hombres que Yvain ganó. Fue el inicio de nuevas aventuras…
Las aventuras de Yvain han perdurado en la tradición oral. Todavía hoy se dice que si se vierte agua en los escalones de la fuente, los relámpagos y las tormentas surgen instantáneamente…
La fuente de Barenton hace honor a su nombre. Efectivamente, la fuente bulle a pesar de su agua fría como el mármol. A veces hay que tener paciencia para apreciar este prodigio.
El pueblo de Folle Pensée (literalmente en español, «Mente Loca») toma su nombre de las virtudes curativas de la fuente, que pueden sanar la locura.
En definitiva, si tienes mal de amores, hazle una visita a la fuente, ofrécele un alfiler y repite en voz alta: «Ríe, ríe, fuente, te daré un hermoso alfiler». Si la fuente te responde bullendo, ¡te casarás antes de Pascua!
