Los estanques de la Valle sin Retorno se utilizaban antiguamente para alimentar un molino, en activo hasta 1930. Hoy en día su riqueza es doble: natural y legendaria…
A las orillas del arroyo, de los estanques y de los charcos viven dos especies de libélulas: la cordulegaster boltonii y la boyeria irene. Y quién sabe si no tendrás la oportunidad de escuchar el croar de una rana: ¿el sapillo moteado? Durante el recorrido del Valle sin Retorno encontrarás numerosas especies vegetales de gran interés: arándanos, muguet, perales silvestres atlánticos o el Sphagnum palustre…
Sin embargo, el Valle sin Retorno no existiría sin sus leyendas. Que por cierto, hay una que envuelve este lugar. Para ser más exactos, el estanque del Espejo de las hadas es el primer escenario teatral… Según se cuenta, sus aguas «brillantes y claras como la plata» habrían sido el hogar de 7 hadas, todas ellas hermanas. Un día, empujada por la curiosidad, la más joven de ellas se acercó a un humano y se enamoró perdidamente. Los dos amantes pasaron dulces momentos en secreto hasta que las hadas les descubrieron y decidieron vengarse… Lo habríais comprendido, ¡las hadas pueden llegar a ser muy crueles!
A lo largo del arroyo del Rauco, ranas, hadas y libélulas te esperan para hacerte vivir momentos de belleza inigualable…
Desde Paimpont, coger la D40 en dirección Campénéac. En Châtenay, girar a la derecha en dirección Tréhorenteuc. Seguir en dirección Tréhorenteuc. Al llegar a Tréhorenteuc, girar a la izquierda y a continuación dejar el vehículo en el aparcamiento del Valle sin Retorno.